miércoles, 19 de septiembre de 2007

Tiempo

Hace tiempo que no hablo contigo. Es decir, que no te escucho. Los días rápidos caminan junto a las frases hechas. Quién sabe cuál sea la razón de que ya no nos sentemos a hablar horas. ¿Porqué ya no me gusta perder el tiempo? Ahora pensamos igual o pensamos diferente, pero ya no pensamos a la vez. Recuerdo cuando una amiga me dijo que cuánto menos hablas menos cosas tienes que contar. Recuerdo a esa amiga, fue la que también me contó que cuando eres feliz no piensas. ¿Estaré siendo feliz? Porque cada vez te cuento menos lo que pienso.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Naturaleza

En el autobus. Los veo de pie, uno frente al otro. Ella saca las manos de los bolsillos de la chaqueta de él. Cierra las cremalleras. Primero una y luego la otra. Después se apropia de la cremallera principal y la sube hasta el cuello de él. Como la ha cerrado demasiado echa hacia atrás un poco, lo necesario para que pueda colocar bien el cuello, con las solapas hacia arriba. Creo que así le gusta más. Una vez lo ha vestido bien desliza las palmas de sus manos por el pecho de él, siendo por un momento mitad madre, mitad mujer. Él le sonríe y con mirada traviesa se dispone a hacer lo mismo, pero en distinto orden. Con la misma devoción que ella subía la cremallera de él, ahora él baja la de la chaqueta de ella.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Dando explicaciones

Una broma, creo que buena. Luchas titánicas dentro de mí. Un enfado que sale como lava. Misericordia después de haber sido malvada. Continuos pensamientos que van de viaje. El mal y el bien sentados y con el cinturón de seguridad puesto. A veces lo desabrocho. Una letra cambiante y algo desordenada. Ambiciones ilimitadas. Hábitos adquiridos escasos. Gestos ariscos. Un corazón muerto de miedo. Raices muy largas. Anhelos insatisfechos. Una tortilla de patata bien hecha. Latas vacías de coca cola light. Cuentos mediocres.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Te estuve esperando


Sólo tuve que seguirte con todas las miradas posibles. Aguantar el viento gélido del atardecer de una ciudad cambiante. Permitir que se me enredara el pelo y se congelara mi nariz. Sólo tuve que hacer eso para conseguirte. Miento, para rozar tu perfilado círculo. Vuelvo a mentir. Tú hiciste todo. Y me pusiste a mí allí.